Cuando somos pequeños los cabezudos son esos extraños seres que nos persiguen en interminables carreras por las calles del pueblo con la maliciosa intención de propinarnos un coscorrón, pero hasta ellos tienen un corazoncito y son capaces, entre carrera y carrera, de tener tiempo para la ternura. Pero no os fiéis por que cuando menos lo esperéis saldrán tras vosotros raudos y con un solo objetivo, vuestras inocentes testas.
"Nos descubrimos nuevamente como dos ciegos, abiertos al sentido del tacto y así fuimos bellos"
6 comentarios:
Pensar, meditar ante la imagen, promoviendo cálidas vibraciones. Hablaríamos de proporción, forma, originalidad en la idea..., conceptos que se encuadran plausiblemente en esta nueva fotografía que mi admirado amigo Juan muestra ahora con su excelente arte, divulgando una popular costumbre muy enraizada en la población segorbina, donde chicos y grandes se divierten con extraordinario alborozo y entusiasmo.
Me gusta, Juan, y te felicito. Hasta la siguiente.
Un abrazo.
Gracias Luis por tu comentario y me alegro de que te gusten las imágenes, espero no defraudarte con las que quedan.
Un abrazo
La belleza me pilla a veces por sorpresa, y se pega unas hostias que me deja aturdido, sin capacidad para reaccionar.
Es una imagen sobrecogedora.
Abrazos, artista.
Dame tus manos, siente las mías, como dos ciegos... Un abrazo.
Rubentxo me abrumas con tus comentarios, gracias, gracias.
Un abrazo.
Pablo ¿tu me lees la mente veritat? je, je, je
Santa Luciiiiiiiaaaaaa.
Un abrazo
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