
Es una honor tener amigos del calado de los mios, gente capaz, siempre, de lo mejor. Estoy orgulloso de ellos hasta un límite insospechado, por compartir alegría, música, deporte y tantas y tantas experiencias vitales que perduran en el tiempo como una vibración de camaradería y buen rollo increibles. Una de nuestras grandes virtudes es el control absoluto del continuo espacio-tiempo después de tomar unas cervecillas fresquitas cuando más aprieta "la calor" y convertirnos, como consecuencia de ello, en seres mitológicos capaces de cualquier cosa, la levitación supra confeti solo es una ínfima muestra de ello.
Y por encima de todo nuestro lema que ahora comparto con todos vosotros: "Antes morir que perder la vida".