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martes, 31 de agosto de 2010

MONASTERIO DE SANTA MARÍA



El Monasterio de Santa María en Oia (Pontevedra), pequeño pueblo pesquero sito a medio camino entre Baiona y A Guarda, está ubicado en el emplazamiento que anteriormente ocupaba un castillo y aún conserva en su aspecto constructivo parte de ese carácter de fortaleza cuyo uso conservó con los años, tanto es así que cuenta la historia que los aguerridos monjes que lo habitaban defendieron con uñas y dientes el enclave del ataque de los turcos allá por el 1624. Los labradores lugareños, que recogen del mar las algas que luego les servirán de abono, dicen que los monjes habitaron el monasterio hasta la República para irse luego a Portugal.

"Amarradas al puerto aguardan la marea tres barcas pesqueras ansiosas por hacerse a la mar"

martes, 24 de agosto de 2010

LA MADRE


Se ha despedido de nosotros sin hacer mucho ruido, como de puntillas, quedamente, la “Madre”.
Desde siempre, o más bien desde donde alcanza mi memoria, su trabajo estuvo ligado a la más tierna infancia, y su sonrisa sincera siempre reflejó esa chispa de ingenuidad y alegría espontánea que generación tras generación segorbinos y segorbinas le concedieron en aquella guardería de “La Esperanza” cuando se cobijaban bajo su mullida ala apenas salidos del cascarón.
Años después, las tortuosas sendas de la vida la llevaron junto a otros niños, los de más de 70, a quienes se entregó en cuerpo y alma, como hiciera antaño, hasta el último momento.
Impulsora de ideas geniales siempre al cobijo del anonimato, dejando que otros cargaran con el fardo de la fama, peso ingrato para su fuerte espalda. La Peña “La Pellorfa”, el Grupo de Baile “Almagrán” y el Carnaval de Segorbe recibieron el hálito de su presencia en el momento de su alumbramiento del cual quedaron impregnados en su esencia.
Hoy se ha ido, sin flores, sin ceremonias, sin pompa ni boato, rodeada simplemente por el cariño de los más allegados, como ella hubiera querido. Tras un vidrio mojado nos contemplaba con una amplia sonrisa y una mirada limpia oculta tras dos espejos bajo la sombra del ala de su sombrero verde, así era, así es y así será siempre Amparo.

Un beso y hasta luego corazón.

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¿Donde te has ido , que ángel te dará un beso cuando llegues a ese cielo? No tengas miedo, tus amigos con su recuerdo estarán junto a ti, descansa en ese jardín que estamos seguros no debe estar lejos de aquí.

Marina Blasco González.


De repente el día se ha oscurecido... una gran amiga se ha ido. Siempre estarás en mi corazón!!!!

Pepe Pérez Santamaría

martes, 17 de agosto de 2010

MONASTERIO DE PIEDRA IV (Acechando desde la cripta)



De pronto la puerta cedió, abriéndose hacia el interior. El refugio ofrecido por el sepulcro me pareció una fortuna contra la implacable tormenta, y ya iba a entrar en él cuando un zigzagueante relámpago iluminó todo el firmamento.
En aquel instante, y tan cierto como que vivo, divisé al girar los ojos hacia la oscuridad de la tumba, una mujer hermosísima, de mejillas redondeadas y labios carmíneos, tendida sobre un ataúd, que parecía dormir. Resonó un trueno y me vi asido como por la mano de un gigante que me rechazó hacia la tormenta. Todo esto pasó con tanta rapidez que antes de poder darme cuenta de la sorpresa, tanto moral como física, recibida, volví a sentir el granizo cayendo sobre mi cuerpo. Al mismo tiempo, tuve la impresión de no estar solo. Miré de nuevo hacia la puerta entreabierta. Otro espantoso relámpago pareció caer sobre el pilote y después abrirse paso hacia el interior de la tierra destruyendo la magnífica sepultura. La muerta, en medio de terribles sufrimientos, se incorporó un momento, rodeada de llamas estremecedoras, pero sus gritos de dolor quedaron ahogados por el rugido de la tempestad...
Lo último que recuerdo es el espectáculo de una multitud móvil y blanca, excesivamente vaga a decir verdad, como si todas las tumbas se hubieran abierto para dejar paso a los fantasmas de los muertos que se iban acercando a mí por entre las ráfagas del granizo.

"A mi alrededor reinaba un profundo silencio, como si el mundo entero durmiese o acabara de morir..."

Bram Stoker